UN CIELO ARCO IRIS

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Hablamos de...Paranal_junio_2018
Imagen realizada el pasado mes de abril en el Observatorio de Cerro Paranal. Una composición de varias tomas que permite observar tanto los objetos terrestres como el cielo en toda profundidad. (P. Horálek/ESO)

El Observatorio de Cerro Paranal, en el desierto de Atacama, Chile, perteneciente al Observatorio Europeo Austral, o ESO, se revela impresionante en esta escena nocturna. En el centro se encuentra una de las unidades del telescopio VLT, que está formado por un total de cuatro ejemplares como este de 8,2 m de diámetro, y cuatro telescopios auxiliares adicionales y móviles de 1,8 m de abertura.

En el cielo asombra el colorido del plano principal de nuestra Galaxia, la Vía Láctea, que se arquea por el cielo de lado a lado. Además, aparece un color verde tenue que se debe a un fenómeno llamado luminiscencia. Básicamente, son moléculas de la atmósfera que están reemitiendo fotones que capturaron durante el día.

A la izquierda del telescopio se distinguen las dos manchas blanquecinas que forman las galaxias vecinas de la Gran y Pequeña Nube de Magallanes. A su derecha podemos ver la constelación de Orión, con una orientación poco habitual para los observadores del hemisferio norte. Debajo de la constelación aparece Aldebarán, la estrella principal de la constelación del Toro y ya cerca del horizonte se pierde el famoso cúmulo de las Pléyades.

Por encima del observatorio, destaca la brillante estrella Sirio, en la constelación del Can Mayor. Subiendo y cruzando la Vía Láctea hacia la derecha está Proción, en el Can Menor, y cerca del borde Cástor y Pólux en la constelación de los Gemelos.