Primeras y fascinantes imágenes del James Webb
El 12 de julio de 2022 se podrá considerar una fecha señalada en la historia de la observación astronómica espacial. Ese día se hicieron públicas las primeras cuatro imágenes –y un espectro– tomadas por el telescopio espacial James Webb (JWST) con sus instrumentos y el telescopio perfectamente calibrados y en pleno funcionamiento, después de un largo y complejo proceso de seis meses tras su lanzamiento en diciembre pasado.
Y, como era de esperar, no solo esos primeros datos cumplieron con lo que se preveía, sino que superaron con creces las expectativas. El hecho de que el JWST ya esté observando de manera rutinaria va a suponer que tendremos de manera periódica más imágenes maravillosas que abrirán portadas e inundarán las redes. Pero lo más importante es que detrás de toda esa fascinación habrá un auténtico festín del conocimiento: se ha dicho a menudo con muchos nuevos instrumentos o herramientas científicas que supondrían una revolución en sus áreas de estudio. En el caso del JWST, esta afirmación no es una mera hipérbole, sino un hecho. Observando a 1,5 millones de km de la Tierra en el infrarrojo, con una capacidad colectora de luz mucho mayor que cualquier otro telescopio orbital, y unos instrumentos mil veces más sensibles que los que se han empleado hasta ahora en el espacio, el Webb VA A SER una auténtica revolución en muchos campos de la astrofísica.
La imagen que acompaña estas líneas es, así, solo un aperitivo de lo que vendrá. La nebulosa del Anillo del Sur, NGC 3132 en la constelación austral de Vela, es una nebulosa planetaria que vista con el ojo infrarrojo del Webb nos muestra en un asombroso detalle las intrincadas volutas de gas expulsadas en su formación.
Como no podría ser de otra manera, desde la revista estaremos muy atentos a esta asombrosa nueva herramienta para estudiar los misterios del cosmos.