En contra de lo que pudiera parecer el cielo no es inmutable y muchas de las estrellas que pueblan la noche no brillan siempre de la misma manera: son las estrellas variables. TODAS las estrellas serán variables en ciertos momentos a lo largo de sus vidas. Según su masa y su edad (estado evolutivo) el tipo de variabilidad será diferente. A esto hay que añadir el entorno y su posible presencia en sistemas binarios o múltiples.
Coincidiendo más o menos con las primeras observaciones telescópicas, a finales del siglo XVI y principios del XVII se empezaron a descubrir en Occidente las primeras estrellas variables, una prueba más en contra de las teorías aristotélicas. En la actualidad, de acuerdo con la última versión (5.1) del Catálogo General de Estrellas Variables (GCVS por sus siglas en inglés) solamente en nuestra Galaxia se conocen más de 52 000 estrellas variables, a las que hay que añadir otras 15 000 candidatas cuya variabilidad no está todavía confirmada. Su clasificación detallada, con más de un centenar de tipos y subtipos, está más allá del propósito de este artículo, aunque sí haremos una breve descripción para poner en contexto al lector.
Tradicionalmente las variables se clasifican como variables intrínsecas, cuando la variación de luminosidad se debe a cambios físicos en la propia estrella, y extrínsecas en caso contrario. Dentro de las variables intrínsecas tenemos tres grandes subtipos: las eruptivas, las pulsantes y las cataclísmicas, mientras que los principales subtipos de variables extrínsecas serían las eclipsantes y las rotantes.