Las estrellas más frías del universo
Las enanas rojas resultan de gran interés para los astrofísicos en diferentes campos, desde estudios de la Vía Láctea a gran escala hasta la búsqueda de otros mundos más allá de nuestro Sistema Solar.
Al mirar al cielo nocturno podemos observar incontables estrellas de diversas tonalidades. Existen diferentes tipos de estrellas, desde las más masivas, calientes y azuladas, hasta las más pequeñas, frías y rojizas, pasando por estrellas con masas y temperaturas intermedias como nuestro Sol. A apenas poco más de 4 años luz se encuentra la estrella más cercana al Sistema Solar, Proxima Centauri, una enana roja en un sistema triple. Las enanas rojas –también conocidas como enanas M– son las estrellas (en la secuencia principal) más frías y pequeñas que existen, con temperaturas efectivas entre 2300 y 3800 K y masas entre 0,08 y 0,6 veces la masa del Sol, situándose justo antes del límite de los objetos subestelares, las enanas marrones, aquellos cuerpos celestes incapaces de llevar a cabo la fusión de hidrógeno en su interior. Estas estrellas de muy baja masa poseen una luminosidad tan débil que, a pesar de dominar en número la vecindad solar, ninguna de las estrellas visibles a simple vista desde la Tierra se trata de una enana roja. Ni siquiera las enanas rojas de mayor tamaño logran alcanzar el 10 % de la luminosidad de nuestro Sol. A pesar de sus menores tamaños, estas estrellas se caracterizan por tener cromosferas y coronas muy activas, con intensos campos magnéticos, mostrando manchas de la misma naturaleza a la observada en nuestro propio astro, pero de unas dimensiones muy superiores.
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Astronomía Mayo 2021 No 263- Edición digital
Astronomía Mayo 2021 No 263 – Edición impresa