Son varias las leyendas que han asociado a Virgo con las buenas cosechas y, de ahí, que normalmente se la represente como una bella mujer que sostiene una espiga de trigo en una mano y una hoja de palma en la otra. Una bonita figura para verla plasmada en los libros, pero, como también suele ocurrir con otras constelaciones, muy difícil de imaginársela en el firmamento nocturno. Por eso, usando un modo más fácil y práctico, a la hora de su localización generalmente se la suele reconocer en el cielo con la forma aproximada de una enorme «Y» mayúscula algo abierta y ladeada, donde precisamente Spica sería la base.