La navegación celeste de las aves
Muchas aves realizan largos viajes que requieren capacidades de navegación que superaban a las del ser humano hasta hace unos pocos siglos. Entre sus herramientas se encuentran brújulas solares, estelares y magnéticas.
Ya en la antigüedad era conocido y fue aprovechado el sorprendente talento de las palomas para encontrar el camino de vuelta a sus nidos después de haber sido desplazadas cientos de kilómetros. Los antiguos también se dieron cuenta de que algunos pájaros desaparecían en determinadas estaciones del año y volvían a aparecer en otras, aunque no siempre acertaron con las explicaciones del fenómeno. Así, Aristóteles, que, como sabemos, opinaba acerca de todo, creía que las golondrinas hibernaban en el fango de los lagos.
Las extensiones verdaderas de las migraciones de las aves solo empezaron a conocerse ya en la entrada del siglo pasado, cuando los ornitólogos iniciaron grandes campañas de anillamiento. Hoy sabemos que, aunque muchas aves realizan migraciones más modestas, existen grandes viajeros como los vencejos, las golondrinas o los charranes árticos, que vuelan desde zonas polares del norte hasta Tierra del Fuego e islas de la Antártida cubriendo en muchas ocasiones un recorrido de ida y vuelta de más de 30 000 kilómetros.
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Astronomía Abril 2021 No 262 – Edición digital
Astronomía Abril 2021 No 262 – Edición impresa