La empresa estadounidense Blue Origin, fundada por el magnate de Amazon Jeff Bezos, es una de las compañías aeroespaciales privadas que son pioneras en el cada vez más cercano turismo suborbital, y una de las que está pronta, quizás incluso este mismo año 2018, a ofrecer sus primeros vuelos comerciales. Con un pequeño cohete de una única etapa bautizado como New Shepard, en honor al primer astronauta suborbital, Alan Shepard, este cohete lleva como carga útil una cápsula tripulada por hasta seis personas, con la capacidad de llegar hasta los cien kilómetros de altura, la llamada frontera del espacio. El pasado mes de diciembre, el New Shepard hizo su séptimo viaje de prueba con la primera cápsula real, siendo un éxito todas las etapas del vuelo (despegue y aterrizaje controlado del cohete, y recuperación con paracaídas de la cápsula). Aunque en esta ocasión la cápsula iba repleta de instrumentación y un maniquí, en el próximo futuro los adinerados turistas –se rumorea que los primeros «billetes» costarán cientos de miles de dólares– podrán experimentar durante unos minutos la microgravedad y ver la curvatura de nuestro planeta y la negrura del espacio a través de unas espectaculares ventanas de 1,2 x 0,8 m de tamaño, las mayores nunca instaladas en una cápsula de este tipo. Todavía queda para que el común de los mortales podamos permitirnos –por precio– esta experiencia de vuelo suborbital, pero el camino de esta y otras empresas como Virgin Galactic parece que entra ya en su recta final. Habrá que ir ahorrando…