EL CIELO DE LOS MESES DE JULIO Y AGOSTO DE 2025

Calendario astronómico de julio y agosto de 2025

Calendario astronómico de julio:

– Día 2: la Luna en cuarto creciente.

– Día 3: afelio (máxima separación Tierra-Sol).

– Día 10: plenilunio.

– Días 16-23 al amanecer: conjunciones de Saturno, Neptuno, Urano, Venus y Júpiter con la Luna.

– Día 18: la Luna en cuarto menguante.

– Día 24: Luna nueva.

– Día 28 al anochecer: conjunción de Marte con la Luna.

– Día 31: máximo de la lluvia de las delta acuáridas.

Calendario astronómico de agosto:

– Día 1: la Luna en cuarto creciente.

– Día 9: plenilunio.

– Día 12: máximo de la lluvia de las Perseidas. Conjunción de Venus y Júpiter.

– Día 16: la Luna en cuarto menguante.

– Día 20 al amanecer: conjunción de Júpiter y Venus con la Luna.

– Día 23: Luna nueva.

– Día 26 al anochecer: conjunción de Marte con la Luna.

– Día 31: la Luna en cuarto creciente.

Con la llegada del verano al hemisferio norte, nos encontramos con unas condiciones favorables para la observación del cielo. Durante esta época, la Vía Láctea se despliega con todo su esplendor y algunas de las constelaciones más destacadas del firmamento boreal se sitúan a una gran altura. Uno de los eventos astronómicos más conocidos del verano es, sin duda, la lluvia de las Perseidas, aunque este 2025 no será un buen año para su observación por la presencia de la Luna. Esta acabará de pasar por su fase llena tres días antes de la máxima actividad de los meteoros, que se producirá el día 12 de agosto hacia las 22 horas de tiempo oficial peninsular. Las Perseidas suelen presentar picos de actividad fuera del máximo, por lo que en las noches en torno a esta fecha podría apreciarse un buen número de meteoros, particularmente antes del orto lunar. Las Perseidas son, en realidad, diminutas partículas del cometa Swift-Tuttle que, al adentrarse en la atmósfera terrestre, producen brillantes trazos de luz. Se las llama «lágrimas de San Lorenzo» porque su máxima actividad es próxima a la festividad de este santo, el 10 de agosto.

Además, entre mediados de julio y mediados de agosto también puede observarse otra lluvia de meteoros: las Delta Acuáridas. Su momento de mayor actividad se produce los últimos días de julio, con un pico no muy definido. Esta lluvia es más intensa cuanto más al sur nos situemos. La Luna este año no será un obstáculo para disfrutar de estas estrellas fugaces a partir de la medianoche. Las últimas horas de la noche serán las más adecuadas para la observación, cuando el radiante, situado cerca de la estrella delta de la constelación de Acuario, haya alcanzado una mayor altura sobre el horizonte. Puedes buscar la brillante estrella Fomalhaut del Pez Austral, ya que el punto desde el que parecen surgir los meteoros no está lejos de esa estrella. Su origen nos permite distinguirlas de las Perseidas, cuyo radiante se sitúa más al norte, en la constelación de Perseo. Como siempre, se recomienda buscar cielos oscuros y alejados de la contaminación lumínica para disfrutar al máximo del espectáculo.

Durante los meses centrales del verano, los días siguen siendo largos en el hemisferio norte. Por ejemplo, en Madrid, el 15 de julio el Sol sale a las 6:57 y se pone a las 21:44 (hora peninsular), ofreciendo unas 15 horas de luz. Un mes más tarde, el 15 de agosto, el amanecer se produce a las 7:26 y el ocaso a las 21:12, lo que supone casi 14 horas de luz. Además, el 3 de julio la Tierra alcanza el afelio, el punto de su órbita en el que se encuentra más alejada del Sol. Aunque la órbita terrestre es prácticamente circular, esta ligera elipticidad hace que la distancia al Sol varíe a lo largo del año. En el afelio, la Tierra se sitúa a unos 152 millones de kilómetros del Sol, aproximadamente un 3% más lejos que en enero. Esta distancia no guarda relación con las estaciones, que vienen determinadas por la inclinación del eje de rotación terrestre y no por estos pequeños cambios en la distancia al Sol.

El más brillante de todos los planetas del firmamento, Venus, despunta al final de la madrugada por el este y destaca a una gran altura al amanecer. Júpiter parece que intenta perseguir a Venus, ya que aparece por el horizonte este poco después y va alcanzando a Venus según avanza el mes. Por delante de Venus en la eclíptica se sitúa Saturno, a una altura mucho mayor pero también bastante menos brillante que Venus: en estos momentos presentan una diferencia de 5 magnitudes. Aunque no lo veamos a simple vista, muy cerca de Saturno se encuentra Neptuno, también en la constelación de Piscis. El día 16 la luna menguante gibosa estará en conjunción con estos dos planetas. Tras pasar junto a Urano el día 20, la fina Luna menguante se situará cerca de Venus el día 22 y junto a Júpiter al día siguiente, ya sumergida en el brillo del alba.

Tras la puesta de Sol, un tímido Marte se eleva sobre el horizonte oeste y estará en conjunción con la luna creciente el día 28 de julio, cuando la separación aparente entre el planeta rojo y nuestro satélite natural será de menos de dos grados. Un mes después, tras completar la Luna una nueva revolución alrededor de la Tierra, esta volverá a aproximarse a Marte el día 26 de agosto. Si comparamos la posición de Marte en agosto con su ubicación el mes anterior, veremos que el planeta rojo se va desplazando por la constelación de Virgo, acercándose poco a poco a la estrella Espiga. El día 27 de agosto la Luna se situará muy cerca de esta estrella, precisamente.

Si volvemos nuestra atención hacia los amaneceres de agosto, podremos ser testigos de cómo Júpiter va ganando altura durante el alba y se va acercando a Venus. El día 12 de agosto se cruzarán en el cielo, mostrando una separación ligeramente inferior a un grado; a partir de ese día, Júpiter será el planeta que se muestre más alto sobre el horizonte al amanecer. Este encuentro se produce con la constelación de Géminis como telón de fondo, en la que es fácil identificar sus dos estrellas más brillantes, Cástor y Pólux. La semana siguiente, el día 20 de agosto, podremos ver la luna menguante en conjunción con Júpiter y Venus. Un día después, el 21, la Luna se situará sobre Mercurio, que hace una de sus apariciones matutinas más destacadas del año en torno a esta fecha.

Las noches estivales, con su clima suave y agradable, invitan a contemplar el firmamento. En el hemisferio norte, durante estos meses destaca un asterismo fácilmente reconocible incluso desde entornos urbanos: el Triángulo del Verano. No es una constelación propiamente dicha, sino una figura formada por tres de las estrellas más brillantes del cielo: Vega, de la constelación de la Lira; Altair, del Águila; y Deneb, del Cisne. Si nos alejamos de las luces de las ciudades, también podremos apreciar una banda blanquecina que cruza el cielo y atraviesa este triángulo: la Vía Láctea. En España, esta banda luminosa es conocida popularmente como el «Camino de Santiago», ya que su orientación noreste-sureste servía de guía a los antiguos peregrinos en su ruta hacia Compostela. Hoy sabemos que esa franja de luz tenue revela la concentración de estrellas en el plano de nuestra propia Galaxia.

Texto e imágenes:  Observatorio Astronómico Nacional-IGN, https://astronomia.ign.es