La contaminación lumínica no es un problema exclusivo de la astronomía. La pérdida de la oscuridad, debido a la Luz Artificial Nocturna (LAN), tiene un impacto peligroso en los ecosistemas naturales. En determinados escenarios es tan débil que los humanos no podemos detectarla, pero se ha demostrado que el 30 % de los vertebrados y el 60 % de los invertebrados –nocturnos y muy sensibles a la luz– pueden estar amenazados (Irwin, 2018). Los animales nocturnos se ven profundamente afectados por la contaminación lumínica y, en la Macaronesia, las aves tienen un importante mensaje que darnos.
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