Hablamos de millones de kilómetros o de años luz para definir las distancias que nos separan del Sol, de otro planeta, de otra estrella o de otra galaxia. No obstante, a la mente humana se le hace difícil asumir la enormidad de estas distancias.
El universo es la totalidad del espacio y el tiempo, supone el conjunto de todo lo que tiene existencia física. Este simple pero profundo concepto ya define por sí mismo la enormidad del universo. Pero, ¿cuán grande es?, ¿qué extensión tiene? Para contestar a estas preguntas debemos manejar primero los conceptos de medida en el espacio. Si para medir un campo de futbol, un edificio o el tamaño de una persona utilizamos el metro como unidad de medida, en el universo usamos el año luz para medir las distancias.
Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año: casi diez billones de kilómetros. Su velocidad es de 299 792 458 metros por segundo, que son prácticamente 300 000 kilómetros cada segundo. Esta velocidad es la máxima conocida e insuperable por cualquier cuerpo según las teorías de Einstein. Para hacernos una idea de la rapidez que supone esta velocidad bastará que digamos que la luz podría dar casi ocho vueltas completas a la Tierra en un solo segundo.
Así pues, en el universo utilizamos los años luz como medida de las distancias. De este modo, un año luz es la distancia que recorre la luz viajando durante un año a esa velocidad