Un artículo publicado en la revista Popular Mechanics en los años 50 predecía que el siguiente paso lógico en la conquista de la Luna sería lanzar bombas nucleares contra la superficie lunar para marcar así el lugar de impacto de las sondas. De esta forma se podría verificar de forma más que directa el buen funcionamiento de los sistemas de guiado y navegación, que por aquella época se hallaban en pañales. Porque, claro, ¿cómo vamos a saber si nuestra nave ha alcanzado la Luna si no podemos verla desde la Tierra? Pues fácilmente, le ponemos una bonita bomba termonuclear a la sonda y asunto zanjado.