Suele ocurrir que tras el paroxismo de un eclipse total de Sol, el día siguiente se vive una especie de anticlímax, y todos nos relajamos un poco tras la tensión de las jornadas anteriores. Si unimos a esto el cansancio acumulado tras más de una semana de viaje y que hemos hecho unos 400 kilómetros para llegar al Parque Nacional de Yellowstone a última hora del día, poco podemos decir hoy.
No ha sido una jornada de transición, sin embargo. La ventaja de viajar en autocaravanas es que parte de los equipos pueden seguir en sus ordenadores trabajando en los datos obtenidos en el eclipse. Como son, por ejemplo, las curvas de luz obtenidas con los fotómetros de Stars4all, en colaboración con los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid liderados por el Profesor Jaime Zamorano y que se hallaban también observando en Idaho como nosotros. O los primeros análisis de las medidas del experimento del péndulo que Juan Ortega instaló en el camping de Arco para tratar de observar el efecto Allais -que explicaremos en detalle en breve.
Nos esperan por delante un par de días en los que visitaremos algunas de las maravillas geológicas de Yellowstone, el Parque Nacional (creado en 1872) más antiguo de los Estados Unidos.