Esta vez sí. En numerosas ocasiones anteriores, tal vez demasiadas, se había anunciado el descubrimiento de agua líquida en Marte. Pero la realidad es que nunca era agua líquida y estable en la actualidad, tan solo indicios indirectos de su presencia, indicios que además eran casi siempre reflejo de eventos ocurridos en tiempos remotos: huellas de erosión fluvial, procesos sedimentarios, sales y minerales hidratados, hielo en el suelo y el subsuelo, y marcas de escorrentía.
Toda esta ingente evidencia geológica nos ha permitido saber que Marte tuvo una enorme cantidad de agua líquida en el pasado, distribuida en ríos, lagos y glaciares, y que incluso llegó a formar océanos sobre su superficie. Pero nunca habíamos detectado ni el menor rastro de agua líquida en el Marte actual. Si acaso, tal vez, una pequeña gota condensada en una de las patas de la sonda Phoenix, que aterrizó en las planicies del polo norte de Marte en 2008, y este extremo es aún objeto de discusión y controversia entre la comunidad científica. Aparte de esta (remota) posibilidad, no teníamos evidencia alguna de la existencia de agua líquida actualmente en Marte.